
"Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja a que un rico entre al Reino de los Cielos".
Lo que no sabía era que San Jerónimo, el traductor del texto, interpretó la palabra "kamelos" como camello, cuando en realidad San Mateo no quiso decir eso, sino una soga gruesa con la que se amarran los barcos a los muelles.
Esto le pasó porque la eta griega [η] se leía ya en la época clásica igual que la iota [ι], y aunque se escribían de distinta manera καμηλοζ (camello) y καμιλοζ (cable, cabo de cuerda), ambos se leían del mismo modo.
En el examen pensaba que era raro eso de meter un camello, aunque la frase así es muy conocida, no tenía del todo claro si lo estaba haciendo bien o estaba confundiendo la palabra (ya tenía experiencia en mezclar en latín cerdo (sus, suis) con el pronombre su (suus, a, um), pero me salían unas traducciones muy graciosas.