Aunque pueda parecer un titular es una de las primeras obras de Degas (1860).
Desde mi punto de vista, los paisajes no son su punto fuerte, sin embargo el tema del cuadro resulta digno de mención.
Esparta era el pueblo más guerrero por antonomasia. Este hecho se refleja aquí en primer plano con un grupo de chicas que increpan a otros jóvenes, en actitud de reto. En medio plano, Licurgo (legislador de la ciudad) y las madres de los muchachos hablan ajenos a ellos, parecen estar acostumbradas.
Al fondo aparece el monte Taigeto (Ταΰγετος), desde el cual los espartanos arrojaban a los niños recién nacidos que tenían algún tipo de discapacidad que no los haría aptos para la lucha, aunque también bastaba con tener una complexión débil.
Degas estaba muy preocupado por esta pintura, quería alcanzar el éxito en el Salón de París y retocó la obra reiteradas veces. Pero se le olvidó un detalle: fijaos en las piernas de las chicas.